Instrucciones para cebar mate

Julieta Elffman
3 min readJun 23, 2021

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Acometa la tarea de frente y mirando siempre hacia adelante, como solo saben hacer los valientes y los necios. Con los ojos a la altura del primer estante de la alacena, escrudiñe atentamente todos los frascos.

No, no se detenga en la reflexión inútil ni en la vana especulación acerca del origen de la palabra “escrudiñar”. Siga mirando hacia adelante. No vacile. No hay tiempo para dudas. Es tiempo de acción, y usted fue llamado para estar en la primera línea de la batalla. Podrá lamentarse amargamente por su destino, pero eso será después, cuando haya pasado el combate y finalmente llegue el momento del recuento de bajas.

Ahora, simplemente no se distraiga con nada. No se deje engañar por etiquetas falsas ni por promesas vacías. No se de el lujo de la vacilación: extienda la mano con seguridad. Aunque su fortaleza resulte impostada, no permita que su desconfianza y su escepticismo arruinen una estrategia largamente planificada.

Como si realmente supiera lo que está buscando, aparte los tarros de galletas que se interponen en el camino y alcance, con esa sonrisa triunfal que reserva solo para las grandes ocasiones, la lata oxidada que dice “café” donde, como todo el mundo sabe, se guarda la yerba en las casas que funcionan correctamente.

Previamente, como usted es una persona muy previsora y sabe-hacer-las-cosas-en-orden, habrá puesto a calentar un aproximado litro de agua en la pava, y se habrá empeñado con dedicación para lograr que el líquido alcanzara la temperatura exacta, cuya traducción matemática solo conoce un ser superior y cuyo número preciso no nos ha sido revelado a los vulgares seres humanos.

Si hubiera aparecido una primera y tímida burbuja indicadora de hervor, con graciosa resignación y una pizca de fastidio habrá descartado el contenido completo del recipiente, y habrá vuelto a llenarlo para comenzar nuevamente el proceso. Claro que, si usted es el feliz poseedor de una jarra eléctrica, este paso puede haber sido tanto menos engorroso y trabajoso, porque para eso está la tecnología, mire qué maravilla.

Pero, interróguese con sinceridad, ¿se le puede tener el mismo amor a ese mate producido de una manera tan impersonal, con la eficiencia térmica de un electrodoméstico diseñado exclusivamente para tal fin? ¿Qué orgullo de cebador podría ostentar usted si la temperatura del agua se encontrara regulada por un simple interruptor, sin la más mínima posibilidad de error?

Una vez que tenga todos los elementos al alcance de la mano, no se amilane. El procedimiento que debe tener lugar a continuación es tan simple como arriesgado: en un mismo movimiento usted debe, con maestría y dignidad, colocar la yerba en el mate, volcarlo para quitar el polvo, insertar la bombilla en el lugar correcto, echar un primer chorro de agua fría y luego completar con agua caliente hasta el borde superior, mirando con arrobada suficiencia las burbujas que se forman a medida que el líquido penetra y se abre paso entre las hojas secas.

No. No piense en cascadas que caen en silenciosos bosques patagónicos. Llámese al orden, hoy está teniendo un día tremendamente disperso y con una peligrosa propensión hacia el romanticismo. No se deje tentar con el canto de las sirenas. Por el contrario, comente alguna noticia banal, cuanto más intrascendente, mejor: el primer mate no debería competir en protagonismo con ningún otro acontecimiento del mundo real ni del imaginario.

Si, lamentablemente, descubre que no tiene con quién hablar acerca de la última pelea de vedettes o el nuevo romance de la farándula, entonces, recién entonces, empieza su verdadera tarea.

Acométala de frente y mirando siempre hacia adelante, como solo saben hacer los valientes y los necios.

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Julieta Elffman

Periodista. Editora. Parte de @cientificasaca . Directora en @tantaaguaeditorial. Docente en @tecenedicion. Estudiante crónica. 💚 www.tantaagua.com.ar